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¿Cómo sé si necesito acompañamiento psicológico?

Cuando has intentado en múltiples ocasiones solucionar una serie de circunstancias que te generan malestar y sufrimiento psicológico, suele ser un buen indicativo. No  existe una lista de escenarios o situaciones donde se aconseje ir al psicólogo de forma específica: a dos personas le puede pasar lo mismo y una requerir asistencia y otra no. Lo importante aquí es responsabilizarse del malestar que uno experimenta, aunque venga de factores externos que no nos merecemos.

¿Cuánto dura el proceso de Asistencia Psicológica en Málaga?

Hay varios factores que determinan la duración del proceso: el motivo de consulta (si es uno o varios, y de qué tipo), el contexto del paciente,  y la capacidad de asimilación de las herramientas psicológicas. Estos son los que más tengo presentes, no los únicos, por supuesto. He tenido consultantes que en una sola sesión todo bien porque buscaban algo concreto, otros que pensaban que estarían meses y han estado 4 sesiones, y otros tantos que, con el propio transcurso de su día a día y de las cosas que le pasan más lo que descubre en las sesiones, ha estado más tiempo. Mi filosofía es que estoy de paso: soy un apoyo, como una muleta, para cuando tengas dificultad para caminar. Pero con la rehabilitación, dejarás de tener que necesitar la asistencia y tendrás más cuidado de no volver a tropezar. Cada persona es un mundo y tiene un ritmo determinado, por lo que no hay una respuesta específica. Lo que sí tengo claro es que si vamos al psicólogo para que me quite los problemas con una varita mágica como quien se toma un paracetamol cuando le duele la cabeza, mal vamos. El ser humano no marcha así.

¿Cuál es el tipo de Terapia Psicológica que empleo?

Mi enfoque está encuadrado en Terapias de Tercera Generación, dándole mucha importancia al apartado relacional y al afectivo. Para no entrar en tecnicismo, tengo en cuenta cómo las personas llegamos a aprender algunos comportamientos y estrategias de afrontamiento/resolución de conflictos, incluso cómo se generan nuestros sentimientos y emociones. Mi Método de Acompañemiento Psicológico tiene como objetivo estabilizar en el presente (por ejemplo, si acudes con un pico de estrés, ansiedad o soledad), generar cambios en positivo acorde a tus valores para evitar volver a experimentar malestar psicológico, y una vez conseguido, ahondar si el consultante lo desea en experiencias importantes para él donde se hayan dado una serie de aprendizajes que dan forma a nuestra manera de ver el mundo y de habitarlo. 

¿Qué debo hacer en mi primera sesión?

A veces vamos a terapia psicológica pensando en «hacerlo bien». Por el hecho de venir, compartir y estar receptivo al profesional (siempre y cuando este se lo gane, por supuesto) ya lo estás haciendo bien. En la primera consulta suelo emplear una entrevista semiestructurada. No soy muy fan de los protocolos ya que, por mucha evidencia y replicación que tengan (que se haya demostrado miles de veces que funciona con un porcentaje amplio de personas), a la persona que viene a sesión no se le ha administrado. Por lo que la uso de forma flexible y receptiva a cómo me viene la persona y qué desea tratar. Eso sí, aunque en la primera sesión lo ideal es que yo pregunte y tenga una postura de escucha activa, cualquier cosa que no quieras compartir, estás en tu derecho de no hacerlo. La línea sería la siguiente: tomo tus datos, te pregunto qué te trae por aquí, cómo has llegado a este punto, qué as intentado para solucionarlo y qué deseas del proceso. Así marcamos el cómo venimos, indagamos el qué fichas mover para mejorar, y aspiramos a cuándo podemos prescindir de la asistencia al profesional.

¿Cuándo finaliza el proceso?

En la primera sesión marcamos objetivos terapéuticos. Un buen indicativo de que la intervención psicoterapéutica ha llegado a su fin es que dichos objetivos se hayan conseguido con éxito. Otro puede ser que la persona experimente la capacidad de dar respuesta a aquello que le genera malestar, por ejemplo que sepa lidiar con sentimientos de abandono, que aprenda a decir que no, que comience a compartir cosas íntimas con sus seres queridos, etc. De cualquier forma, ambas partes, profesional y consultante, saben que el acompañamiento tiene un principio y un final, por lo que pueden compartir sus impresiones y llegar a conclusiones. La última palabra siempre la tiene el consultante, por mucho que el psicólogo considere que sigue habiendo cosas a trabajar o que no están del todo resueltas. Tú conoces tu vida mejor que cualquier otra persona. 

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